A través de cuatro hermosas narraciones (La gente de la cueva, El hombre de los dos jardines, Musa y Khidr y Dhu al-Qarnayn), esta sura no solo resume toda la religión del Islam, sino que también enseña una serie de lecciones importantes. Comenzando con el papel y la función del Profeta Muhammad (sallallahu 'alayhi wa sallam), continúa destacando la necesidad de que los musulmanes muestren una preocupación genuina por la humanidad en general.
También se destaca la importancia del conocimiento genuino y la necesidad de obtenerlo solo de maestros calificados que tengan taqwa, lo que demuestra que la forma más elevada de conocimiento es la que se adquiere a través de la conciencia de Dios y la sumisión total a la Voluntad de Allah.
Esta Sura también indica que los creyentes siempre deben luchar contra sus egos y no atribuir nada de las bendiciones y generosidades que poseen a sus egos o conocimientos. Uno siempre debe recordar que Allah es el Maestro de todo el universo y todo lo que sucede en él está bajo Su control, sin importar cuán bueno, malo o difícil pueda parecer.